Capítulo 47

Nos devastamos mutuamente con caricias lánguidas y es como si todo mi ser se hubiera transformado en una especie de instrumento etéreo, tocado por la destreza de su beso.

Ya no puedo permanecer sentada. Necesito mi cuerpo lo más cerca posible del suyo, así que me bajo del taburete tambaleándome, ap...

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