Capítulo 48

Bajo la ventanilla y un par de ojos verdes brillantes se encuentran con mi mirada. Ese vestido rojo me dice quién es. Mi corazón se congela en mi pecho.

—Necesito un aventón —dice ella—. Mi grupo me abandonó.

Sin pensarlo dos veces, desbloqueo la puerta y observo, hipnotizado, cómo unas piernas de...

Inicia sesión y continúa leyendo