Mentiras y mentiras

—Buenas noches, Maestre. Mi esposa y yo necesitamos un lugar para descansar, he oído que ofrecen los mejores servicios en esta ciudad —negoció Clingy con el tabernero.

Alorea miraba a su alrededor con cautela, incluso con sus disfraces, aún podía sentir las miradas punzantes de ojos que los observa...

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