Capítulo 50. Lo que es mío.

Killian Deveraux

Nunca pensé que una notificación de prensa en mi teléfono lograría hacerme perder el control.

Estaba en el lobby del hotel, con un café en una mano y mi agenda en la otra, revisando detalles del caso que Michel me había endosado como si fuera una penitencia. Todo era rutinario...

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