La fusión

¡Santo cielo!

Los ojos de Paige se abrieron de par en par mientras se echaba hacia atrás desde donde Sebastian estaba sentado, en forma humana, junto a su cama. ¿Qué demonios fue eso? Pensó, su mente acelerada.

Eso tenía que ser una casualidad, una alucinación auditiva residual de su sueño. No había...

Inicia sesión y continúa leyendo