Capítulo 123

El cuarto de los niños estaba tranquilo.

Por una vez.

La mañana se filtraba a través de las altas ventanas en haces inclinados, suaves y dorados. El fuego en la chimenea se había reducido a brasas bajas, lo suficientemente cálidas para ahuyentar el frío, pero lo suficientemente tenues para no mole...

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