Capítulo 217

La habitación estaba en silencio, iluminada solo por el suave zumbido de candelabros encantados y el ocasional crujido de pergamino. Iván estaba sentado en el sillón del rincón, con las piernas cruzadas, la bata de seda caída como un escándalo. Un par de anteojos de lectura se asomaban por la mitad...

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