Capítulo 25

Después de un rato, Ronan sacudió la cabeza, su respiración irregular, todavía sin poder creerlo.

—No… eso no es posible —murmuró—. Bebí la medicina como me instruiste. Seguí todo lo que dijiste. Su voz temblaba, una rara grieta en su habitual certeza.

Arlena, arrodillada a su lado, fruncía el ceñ...

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