Capítulo 34

El aire en las cámaras de Ronan estaba cargado con el olor a madera rota y vidrio destrozado. Los restos de su arrebato yacían esparcidos por el suelo como los pedazos rotos de su alma. Dimitri estaba de pie en el umbral, su figura delgada silueteada contra la puerta, sus ojos oscuros entrecerrados ...

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