Capítulo 50

Los ojos dorados de Kael se clavaron en Dimitri, el peso de su mirada implacable, como si pudiera desentrañar la verdad por pura fuerza de voluntad. La revelación del embarazo de Ronan había fracturado algo en el comportamiento estoico del rey hombre lobo, una grieta que traicionaba la tormenta que ...

Inicia sesión y continúa leyendo