CAPÍTULO 212

Algo estaba mal. Muy, muy mal.

Todos me trataban como si estuviera hecha de cristal fino y metales preciosos, inclinándose más de lo habitual, hablando en tonos reverentes y susurrantes que me ponían la piel de gallina. El cambio repentino de una familiaridad casual a esta deferencia sofocante me es...

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