Capítulo 214

La vista de mi madre sentada en la habitación iluminada por el sol en la finca de Sebastián rompió algo dentro de mí. Se veía tan pequeña, tan frágil, envuelta en mantas que parecían devorarla por completo. Su cabello, que antes era grueso y castaño, se había adelgazado hasta convertirse en mechones...

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