Capítulo 9 Cautiva del enemigo

La sonrisa de Adriano helaba la sangre. Su traje gris permanecía impecable, como si el caos que nos rodeaba no pudiera tocarlo. Sus ojos, sin embargo, eran cuchillos que me atravesaban.

—Así que esta es la famosa “llave” —dijo, acercándose con pasos lentos, saboreando cada segundo—. Mucho más… in...

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