15- Una sed profunda

—¿Qué demonios? —prácticamente gritó delante de toda la clase.

Pero una sola mirada del profesor enfadado fue suficiente para que volviera a su asiento.

Inmediatamente apartó la mirada de él. Sus dedos temblaban, en anticipación y con una extraña sensación de nerviosismo. No era miedo hacia él. Er...

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