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Cuando el Amo se despertó, intentó dejarme dormir más tiempo, pero me negué a posponer su mamada.

—Tengo que trabajar hoy, Amo. Mejor me levanto ahora y si me levanto, te chupo la polla. Si te sientes mal por mí, puedes lamerme el coño y ambos podemos corrernos.

Él rió.

—Sí, eso sería genial. No ...

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