Capítulo 22 LA VISITA INESPERADA

Su piel se erizo cuando los dedos de Pablo encontraron el centro exacto de su deseo. Helena arqueó la cintura, un movimiento instintivo, desesperado, mientras una ola de calor le quemaba las mejillas. ¿Dónde estaba el límite? ¿Dónde estaba ella en todo esto?

—No… aquí no —murmuró, mirándolo con los...

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