Capítulo 31 LA CABAÑA Y LA MENTIRA

El amanecer estaba gris cuando Rodrigo condujo por la carretera vieja al norte. El motor del coche marcaba el ritmo de sus pensamientos: un tambor sordo, repetitivo. No había dormido. Había pasado la noche recordando una y otra vez la voz de la mujer en el teléfono.

Cuando llego a la cabaña, y ba...

Inicia sesión y continúa leyendo