CAPÍTULO 40. OTRA VEZ NO.

Era un miserable, un hombre infiel como su madre, la rabia bulló en su interior, consigo mismo, con Lynda por ser tan provocativa y llevarlo a esa situación.

Con una furia incontrolable, por completo cegado, sin medir su fuerza, la tomó por los brazos apartándola de encima de él con asco, como si é...

Inicia sesión y continúa leyendo