Capítulo 358 La franca Calista

Calista, usualmente tan habladora, de repente se quedó callada, concentrándose en su pollo asado. Me puso nervioso, pero no quise presionarla, así que tomé un sorbo de mi cerveza.

Después de escupir un hueso de pollo, Calista finalmente habló.

—Salimos de tutoría a las nueve esta noche. Deberías p...

Inicia sesión y continúa leyendo