Capítulo veinte

Constantine y yo nos habíamos acercado un poco más desde aquel día en mi casa. Ha sido un buen amante y logramos mantener las cosas profesionales en el trabajo. Aunque a veces nos robábamos besos, nunca se escalaba.

Entré a la oficina con una gran sonrisa, no sabía la razón de mi felicidad, pero es...

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