Capítulo treinta y siete

Estaba aterrorizada.

Las lágrimas fluían de mis ojos como un río.

Constantino no me creía. Me quedé paralizada en un lugar. Había perdido mi trabajo y mi relación. Él estaba enojado conmigo y no me dio la oportunidad de explicarme.

¿Por qué está pasando esto ahora que mi vida finalmente estaba to...

Inicia sesión y continúa leyendo