Capítulo 30

Me senté al lado de mamá y sostuve sus frágiles dedos en los míos. Verla así me rompía el corazón. —Por favor, recupérate pronto, mamá. Aún tenemos que celebrar tu cumpleaños la próxima semana— le dije. Quería llorar, pero no derramé ni una lágrima. Llorar es señal de debilidad, y no quería que mamá...

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