Capítulo 49

Paralizada por el miedo, dejé de respirar cuando el hombre acercó el afilado cuchillo a mi cuerpo hasta que la punta perforó mi piel, causando que sangrara ligeramente por la pequeña herida. Era una advertencia de que podía hacer más que eso. A pesar de querer gritar, no salieron palabras de mis lab...

Inicia sesión y continúa leyendo