Capítulo 7

La revista no le hacía justicia a la belleza de Natalia. En persona es aún más impresionante. Sus rizos rojos y ardientes caían más allá de sus elegantes hombros, rebotando enigmáticamente con cada movimiento. Sus ojos hundidos, enmarcados por largas pestañas, me miraban sin parpadear. Eran exquisit...

Inicia sesión y continúa leyendo