Capítulo 88

Mis ojos se abrieron y me encontré mirando la cara preocupada de mi madre. Tenía grandes ojeras, indicando que no había dormido bien anoche.

—Me alegra que finalmente estés despierta —susurró, con los ojos llenos de lágrimas. Capturó mis manos y las envolvió fuertemente con las suyas—. Nos diste un...

Inicia sesión y continúa leyendo