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Con un guiño, se da la vuelta. Pero incluso sin la música, mi corazón sigue latiendo con fuerza en mi pecho.


Regresamos a la suite tarde, cerca de las ocho, y no puedo mirar a Jason una vez que la puerta se cierra.

“Apuesto a que estás feliz de no haber usado tus Louboutin,” bromeo, pero los z...

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