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—Dios, la he cagado tanto—murmuró Maisie tímidamente—. He sido una perra. Te empujé a usar ropa reveladora... cuando no te sentías cómoda—. Se estremeció—. Cariño, no tenía idea...

—Mira lo fea que soy, Maisie—dije en voz baja, con lágrimas corriendo por mi rostro—. ¿Cómo puede alguien querer esto?...

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