56

Llegamos a la puerta de mi Ferrari y la abrí para ella. Se inclinó deliberadamente, dejando su trasero en el aire. Parecía que disfrutaba provocándome. Tendría que castigarla por ser una chica mala más tarde.

—Estoy tan emocionada por esta noche —dijo, sonrojándose mientras se sentaba y se ponía el...

Inicia sesión y continúa leyendo