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Ese maldito bastardo…

Pero sabía que se necesitaban dos para bailar tango. Sabía que ella lo encontraba tan atractivo como él a ella. Ella estaba jugando, mordiendo el anzuelo. Dejando claro que también quería conocerlo…

Y eso era suficiente para hacerme sentir que mi cabeza se partía en dos. Para...

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