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Entramos a la Recepción y vimos a Sainabou sentada en el escritorio.

—Hola —saludó Pedro.

Ella respondió con un gesto de la mano—. ¿Qué tal? —preguntó.

—¿Has visto a Donte por aquí? —cuestionó Pedro, frotándose la barbilla.

—Oh —respondió Sainabou, incómoda—. No ha salido de su oficina desde ano...

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