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Como si fuera una señal, vi a Millie acercándose a mí por el rabillo del ojo.

—¡Hola, cariño! —exclamó—. ¡Conseguí los tacones más hermosos!

—Va a tener que esperar, Millie —dije rápidamente—. Tengo que irme.

—¿Qué pasó? —negó Millie.

Comencé a salir corriendo del centro comercial, mi corazón la...

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