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Salimos del baño y nos dirigimos al dormitorio, y entonces mi corazón casi se me salió del pecho por la sorpresa. Alfonze estaba allí, temblando, con los brazos cruzados y una expresión de horror en su rostro.

—¿QUÉ QUIERES DE MÍ?— rugió.

—¿Alfonze?— gritó Donte.

—¿DONTE?— gritó Alfonze sorprendi...

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