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—Pero nada de eso significaba nada sin ti a mi lado. El dinero no me compró la felicidad. Solo me recordaba que no tenía a nadie con quien compartirlo.

—No sé cuántas veces grité y pataleé hasta ponerme azul de la maldita cara. Sintiendo que estaría mejor seis pies bajo tierra. Sintiendo que nunca ...

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