22

Papá sacó su teléfono, lo revisó durante unos minutos y luego lo guardó de nuevo en su bolsillo.

—Iglesias, vamos a casa —dijo papá encogiéndose de hombros—. Tu madre te está esperando.

—Está bien, papá —sonrió Iglesias.

Se levantaron de sus asientos y se dirigieron al ascensor.

—Vámonos de aquí...

Inicia sesión y continúa leyendo