23

—¿Una fiesta después que iba a estar llena de hombres? —acusó Fibonacci—. ¿Es por eso que llevas esos shorts diminutos, esa ridícula excusa de ropa?

—¡No tuve tiempo de venir a casa y cambiarme! —grité—. ¡Tuve que pedirle prestada esta ropa a Elizabeth!

—¿Por qué nunca me escuchas? —gritó Fibonacc...

Inicia sesión y continúa leyendo