26

Ella me guiñó un ojo juguetonamente, y no pude evitar soltar una risita.

—En realidad, sí lo hice —admití.

—¡No puede ser! —negó Maisie.

—¡Cuéntanos todos los detalles jugosos! —añadió Millie, moviendo los ojos de un lado a otro.

—Bueno, creo que le gusto —dije tímidamente—. Había mucha química ...

Inicia sesión y continúa leyendo