CAPÍTULO 54: CIEN DÍAS MALOS

Mis brazos caen a mis costados mientras veo cómo el autobús se hace cada vez más pequeño. ¿Qué demonios?

¿No hicieron un conteo antes de partir? ¿No les dijeron Eliza y June que no estaba en el autobús?

—Les dije que no se preocuparan —dice una voz fría detrás de mí, y un escalofrío recorre mi cue...

Inicia sesión y continúa leyendo