CAPÍTULO 60: SI NECESITA CONDONES

Retrocedo tambaleándome por la fuerza de la colisión, pero las manos de Nathan agarran mis antebrazos de inmediato, estabilizándome.

Lo miro con los ojos muy abiertos. Él refleja la misma expresión. —¿Estás bien?— dice con la respiración entrecortada.

Asiento en silencio.

—Bueno— dice Lou. —Mejor...

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