Capítulo 2
Después del almuerzo, Elsie salió de su casa.
A pesar del significativo apoyo que la familia Moore le había brindado en los últimos años, su hijo, Jasper, tenía una enfermedad rara que requería medicación importada para suprimir las toxinas en su cuerpo hasta que llegara a la adultez.
Esta medicación no podía interrumpirse; incluso una dosis perdida debilitaría el cuerpo de Jasper irreversiblemente.
La reputación de la familia Moore no era la misma de antes, y las costosas facturas médicas habían generado críticas entre los miembros de la familia. Aunque Kenna intentaba mantener las cosas bajo control, seguía siendo un problema.
Esta vez, las dos iban a quedarse en Ciudad Esmeralda por un tiempo, y tenían que resolver sus problemas de supervivencia por su cuenta.
En resumen, necesitaba encontrar un trabajo que no solo le permitiera sobrevivir en Ciudad Esmeralda, sino que también le proporcionara suficiente dinero para comprar la medicación de Jasper.
Ciudad Esmeralda era conocida como la ciudad de la mafia, famosa por su caos en el pasado.
Durante la última década, con el control del gobierno y la promoción externa, se había convertido en la cuna de la cultura callejera, pero muchos negocios ilegales seguían operando en las sombras.
Prostitución, drogas, sustancias controladas, alcohol falsificado, y así sucesivamente...
Estas organizaciones se presentaban como empresas de marketing de alto nivel, pero seguían operando bajo el estilo de gestión de la mafia, enfocándose en conexiones, recursos y habilidades.
No importaba cuán fuerte fuera tu formación académica, era solo un trampolín en este lugar.
Hace unos días, Elsie recibió una oferta de la empresa de marketing PAT.
Esta empresa se encargaba principalmente de la tasación y transacciones de subastas, pero en realidad, estaba involucrada en el saqueo de tumbas y el contrabando de artefactos.
La empresa contaba con el respaldo de varios jefes de la mafia, el más importante de los cuales era la familia Wilson, el mayor accionista detrás de escena—la familia de Daniel.
—Disculpe, ¿la empresa de marketing PAT está en la Suite 13B, Edificio A?—preguntó Elsie a un hombre que detuvo.
El hombre estaba a punto de responder con impaciencia, pero cuando vio la apariencia de Elsie, quedó cautivado, especialmente por la forma en que su traje casual acentuaba sus curvas, exudando feminidad mientras mantenía la elegancia.
La suave fragancia dulce que llevaba la hizo olvidar momentáneamente dónde la había olido antes, pero su corazón inexplicablemente se aceleró.
—Hola, preciosa. Solo sigue derecho, gira a la derecha al final y verás el ascensor.
Dicho esto, el hombre caminó ansiosamente delante de Elsie, guiándola diligentemente y hasta presionando el botón del ascensor por ella.
Dentro del ascensor había unas chicas que parecían recién graduadas de la universidad, con sus rostros llenos de inocencia juvenil. Tan pronto como Elsie entró en el ascensor, su presencia eclipsó a todos los demás.
Ella miró los botones del ascensor—13. Parecía que todas eran sus competidoras para la entrevista de hoy.
Elsie les sonrió, reconociendo su presencia.
Hace tres años, Elsie había sido tan ingenua e introvertida como las chicas universitarias en el ascensor.
Tres años después, su actitud madura y confiada era indescriptible, cada sonrisa y gesto exudando un encanto natural.
El ascensor llegó al piso 13.
Un hombre calvo con un traje elegante bloqueó la puerta del ascensor, miró su reloj Patek Philippe y dijo:
—Escuchen, solo aquellos de universidades clasificadas entre las 20 mejores, salgan del ascensor. Mi tiempo es limitado, así que por favor cooperen.
Gradualmente, solo la mitad de las personas salieron del ascensor, incluida Elsie.
—¿Por qué solo las 20 mejores? ¡Protestamos!—los que quedaban en el ascensor protestaron.
—Vayan a casa y pregúntenle a sus padres si pagaron para que asistieran a una buena universidad. Mientras otros estudiaban día y noche, ¿qué estaban haciendo ustedes?
—Si no pueden entender esto, no vuelvan a presentarse en este ascensor. Me preocupa que la estupidez sea contagiosa. ¡Gracias!
Con eso, el de recursos humanos presionó el botón para el primer piso, enviándolos hacia abajo.
—Escuchen, pasar esta ronda no significa que puedan relajarse. Solo estamos contratando a una persona, así que consideren cuidadosamente sus fortalezas.
