30: Sácalo

Sé que no tiene piedad, que le excita verme así, pero no puedo evitarlo. No puedo aceptar esa violación adicional. Simplemente no puedo.

—Por favor —intento abrir los labios de nuevo, pero él me impide hacer más ruido.

—Tranquila, nena —murmura, acariciando la curva de mis nalgas con su gran palma...

Inicia sesión y continúa leyendo