Capitulo 39: el asedio

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En la fábrica abandonada, los ecos de nuestros pasos resuenan como tambores fúnebres. Después del golpe que le dimos a Vittorio, sé que su respuesta no tardará. Pero lo que no imaginé fue que llegaría tan rápido.

Dante patrulla como un lobo enjaulado, la pistola siempre en la mano, los ojos ence...

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