Capítulo 41: la telaraña

La herida en mi brazo todavía escuece, pero la ignoro. El verdadero dolor no está en la piel, sino en la sombra de Vittorio. Lo tuve frente a mí, pude apretar el gatillo y acabarlo… pero lo dejé escapar. Y ahora, mientras miro los documentos extendidos en la mesa de la fábrica, sé que tomé la dec...

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