Capítulo 61: el trofeo del lobo

El amanecer llegó teñido de sangre. La mansión todavía olía a pólvora, y el barro del patio seguía empapado con el rugido desesperado de Matteo. No lo maté. Lo dejé vivir. Y ahora, cada respiración suya será mía.

Un lobo herido no inspira respeto. Inspira vergüenza.

Dante no acepta mi decisión. ...

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