Capítulo 63: el rugido liberado

La mansión respira un silencio extraño. Un silencio que no es paz, sino advertencia. Desde hace días noto miradas esquivas entre mis guardias, susurros que mueren al acercarme, respiraciones que se aceleran cuando paso. Matteo sigue encadenado, pero su voz ya corre como veneno por los pasillos.

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