Capítulo 77: el rugido del alfa

Cuando Matteo me llamó su Luna, una parte de mí murió. La parte que pertenecía a Isabella, a la niña que había compartido con ella rezos y cicatrices, risas furtivas bajo las sábanas y secretos susurrados en la penumbra. Esa parte aún lloraba, aún se aferraba a su recuerdo.

Pero otra parte, nueva...

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