Capítulo 78: el precio de la fe

La muerte de Moreau había traído silencio, pero no paz. Su cuerpo ya estaba bajo tierra, y su sangre aún manchaba las piedras del patio, pero sus palabras seguían mordiendo en el aire como un veneno que no podía limpiar.

La jauría me obedecía, sí. Rugían cuando yo rugía, levantaban las armas cuan...

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