Capítulo 3

Bella Morgan

—¿Yate? —le pregunté a Alan y él asintió. Me ayudó a subir al yate y era un hermoso yate de lujo. Estaba asombrada.

—Tengo a mi tripulación lista y podemos disfrutar de tu cumpleaños hasta mañana —dijo y me giré hacia él sonriendo. Caminé hacia la cubierta y miré la hermosa vista de Nueva York.

Esta noche, disfrutaré este momento mientras me dirijo a mi venganza. Hoy es mi cumpleaños número 25 y necesito disfrutarlo antes de tener sangre en mis manos.

El yate comenzó a navegar y me giré para ver a Alan parado a mi lado. Puso un vaso de alcohol frente a mí y lo tomé.

—¿Quieres que me emborrache, eh? —le pregunté bromeando.

—Sí —me sorprendió escucharlo ser tan directo. Giré mi cuerpo hacia él y estaba bebiendo de su vaso.

—Solo tienes que pedirlo —dije y casi se atraganta con su bebida. Me miró incrédulo y me reí. Bajé para ver el resto del yate. Sabía que Alan me seguía desde atrás.

Cuando encontré el dormitorio principal, bebí mi trago de un solo golpe y me senté en la cama esperando a que Alan entrara. Me quité los tacones y mi adrenalina comenzó a fluir. Entró y sus ojos ya se habían oscurecido.

—Cierra la puerta —dije mientras me levantaba de la cama. Caminé hacia él mientras me seguía mirando. Lo acorralé contra la puerta y la cerré con llave. Sus ojos estaban fijos en mí y sonreí mirándolo.

Acercó su rostro a mí y comenzó a besarme lentamente. Le quité el traje despacio y él me sujetó la cara para profundizar el beso. Comencé a desabotonar su camisa y a tocar su cuerpo lentamente.

Dejó caer mis tirantes de espagueti dejando que mi vestido cayera al suelo. Empezó a besarme el cuello haciéndome gemir.

—Hermosa —dijo mientras miraba mi cuerpo casi desnudo. Me besó de nuevo lentamente y ambos nos dirigimos lentamente hacia la cama.

—Voy a hacer que tu cumpleaños sea especial —susurró mientras abría mi sujetador sin tirantes. Tiró mi sujetador y me empujó a la cama. Rápidamente se acostó encima de mí y chupó mi pecho haciéndome gemir fuerte.

Le ayudé a quitarse el traje y envolví mis brazos alrededor de su cuerpo perfectamente tonificado. Comenzó a besarme por todo el cuerpo reclamando cada centímetro de él. Me quitó las bragas y comenzó a trabajar ahí abajo.

—Alan... —gemí mientras agarraba la sábana con fuerza, disfrutando del placer que me estaba dando.

—Eres tan hermosa —me susurró al oído y me lamió la oreja en el proceso.

—Te quiero ahora —dije y él besó mis labios en ese segundo. Cómo desearía tener mi cuchillo conmigo ahora mismo, podría matarlo de inmediato.

Alan se quitó el cinturón y se bajó los pantalones. Se puso dentro de mí y comenzó a embestir lentamente. Besó mis labios y abrazó mi cuerpo con fuerza.

—Más rápido —le susurré al oído y me besó más fuerte mientras aumentaba el ritmo. Mi cuerpo amaba la forma en que se movía y quería más. Nuestros cuerpos se movían en sincronía y sentí una cálida sensación extenderse por todo mi cuerpo, y la quería antes de que terminara mi cumpleaños.

Lo volteé y él se rió. Comencé a montarlo y él gimió. Besé sus labios y lentamente bajé hasta su cuello y pecho. Lo estaba disfrutando tanto que sabía que debía detenerme en algún momento, pero mi cuerpo seguía traicionándome.

Me volteó de nuevo, pero esta vez no estaba jugando. Ambos lo disfrutábamos y llegamos al clímax bastante rápido. Estaba jadeando y me acosté a su lado. Antes de que pudiera descansar, su mano ya recorría mi cuerpo de nuevo. Besó mi oreja y su mano comenzó a tocar mi pecho, jugando con él.

Lentamente bajó su mano hasta mi zona V y comenzó a introducir sus dedos. Jugó con ella haciendo que todo mi cuerpo se volviera loco con su toque. Me provocó mucho con sus dedos y choqué mis labios contra los suyos. Tomé el control y comencé a jugar con él. Gimió y gruñó completamente encantado con cómo lo tocaba.

Se acostó encima de mí y volvió a ponerse dentro de mi cuerpo. Aceleró su ritmo mientras me besaba fuerte y rudo. Me mordió los labios y grité mientras ambos llegábamos al clímax por segunda vez.

Nos acostamos uno al lado del otro y él me atrajo hacia sus brazos. Me envolvió con sus brazos con fuerza mientras me acariciaba lentamente.

—¿Qué tal mi regalo? —susurró.

—El mejor regalo —mordí mis labios y lo besé lentamente.

—¿Por qué no nos conocimos antes? —preguntó mientras me agarraba el trasero, provocándome.

—¿Por qué lo preguntas? —susurré con un tono ronco.

—Podríamos haber tenido más diversión que esta —es tan directo.

—Qué lástima, nos acabamos de conocer.

—Pero es demasiado tarde para empezar ahora —dijo y me reí.

—Solo tienes esta noche, Alan Reyes —dije mirándolo directamente a los ojos.

—Supongo... que tendremos que ir por otra ronda entonces —sonrió mientras me agarraba el pecho con fuerza, haciéndome gemir.

—Una noche, Alan. Solo por una noche —susurré y no le tomó mucho tiempo reclamarme de nuevo. Estaba loco y no jugaba cuando dijo que iríamos por otra ronda.

Jugué con él porque esta es una de las formas rápidas para la venganza.

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