Capítulo 8
Bella Morgan
Me senté sola en la playa con una lata de cerveza mientras veía cómo el sol se ponía lentamente. Sonreí al ver la belleza del atardecer, deseando poder disfrutar de esto con mi familia.
Mi teléfono sonó y era Daisy. Contesté de inmediato y me informó que tenía una cena con Alan en una hora. Me levanté y tiré mi lata de cerveza en el basurero. Me puse el casco y conduje de regreso a mi penthouse en mi moto.
Me cambié a un vestido corto de terciopelo color burdeos y me maquillé. Me recogí el cabello en un moño bajo despeinado y me puse unos largos pendientes de diamantes. Me puse los pendientes y bajé al vestíbulo. Mi chofer ya me estaba esperando y me subí al coche.
Llegué al restaurante, salí del coche y entré. Alan ya me estaba esperando y me sonrió al verme. Caminé hacia él y me llevó al restaurante.
Reservó una sala privada para nosotros y me acercó la silla.
—Gracias —dije mientras me sentaba.
—Te ves hermosa —dijo y yo solo le di una pequeña sonrisa. Pedimos nuestra comida y luego el camarero nos dejó solos. Miré por la ventana admirando la hermosa luna.
—¿Por qué compraste las acciones? Realmente quiero saber la razón detrás de eso —preguntó Alan, pero yo seguí mirando la luna.
—Porque creo que Reyes Oil crecerá más, tengo a mi equipo calculando las ganancias futuras y Reyes Oil era una de ellas. Realmente quiero expandir mis horizontes y, para que conste... —me giré hacia él—, también compré acciones de otras empresas —dije y él asintió.
—¿Por qué no me dijiste esto ayer?
—¿Por qué debería? Es mi elección y mi dinero, puedo hacer lo que quiera —dije fríamente y él se rió.
—Decido confiar en ti entonces.
—¿Qué quieres decir? —pregunté completamente confundida con su declaración.
—Confío en ti —eso me dejó sin palabras.
—También quiero disculparme porque ambos tuvimos un mal comienzo y tuve muchos malentendidos contigo. Esperaba que pudiéramos reiniciar nuestra relación —dijo y lo miré con desconfianza.
—Lo siento, Bella. ¿Podemos olvidar lo que pasó en el pasado y empezar de nuevo? —preguntó mientras extendía su mano frente a mí. En lugar de bajar la guardia, la subí. Sentí que estaba tratando de manipularme.
—Muy bien —dije mientras tomaba su mano. Mi mano izquierda lentamente abrió mi bolso sacando un pequeño cuchillo porque sentí que algo no estaba bien aquí.
—Espero que podamos mantener todo más profesional, Sr. Reyes —dije mientras retiraba mi mano de la suya.
—No creo que pueda mantener la profesionalidad entre nosotros, estoy interesado en ti y quiero conocerte más —dijo y yo me reí.
—Creo que a ambos no nos gustan las relaciones y además nos fastidiamos mutuamente. ¿Por qué no intentamos fastidiar a alguien más? —levanté las cejas y él asintió.
—Tienes razón, pero... no puedo dejar de pensar en ti. Normalmente nunca repito con la misma persona, pero quiero más de ti.
—No es fácil impresionarme.
—Lo sé, por eso quiero advertirte primero que voy a cortejarte —sonrió y yo puse el cuchillo debajo de la mesa, ya que le había puesto cinta adhesiva de doble cara.
—Buena suerte entonces —dije mientras levantaba la copa de vino y brindaba con él. Tomé un sorbo y la comida llegó justo a tiempo. El camarero puso nuestra comida frente a nosotros y comencé a cortar mi filete.
—Eres de Georgia, ¿eh? —preguntó y dejé de cortar mi filete.
—Sí —ya había hecho una verificación de antecedentes sobre mí y eso me puso más alerta hacia él.
—Siempre soñé con ser alguien grande en la industria de los negocios. Por eso me mudé de Georgia a Nueva York —añadí para que creyera en mi historia.
—¿Y tú? Quiero decir... apuesto a que desde que eras niño, tu familia ya te había puesto en la línea como el próximo heredero de Reyes Oil —dije mientras ponía un trozo de filete en mi boca.
—Nunca lo quise —eso me hizo mirarlo.
—Nunca quise hacerme cargo de la empresa —me miró directamente a los ojos.
—¿Por qué?
—Quería ser doctor, pero mis padres querían que me hiciera cargo de la empresa. Soy hijo único y no tuve otra opción que asumir el control —dejé el tenedor y el cuchillo para beber mi vino.
—Incluso fui a la escuela de medicina, pero después de graduarme, lo dejé para hacerme cargo de Reyes Oil —nunca pensé que quisiera ser doctor.
—Pero parece que te gusta el trabajo —dije y él asintió.
—Tengo que protegerlo —¿Protegerlo? Yo seré quien lo derribe.
—Puedo decir que eres increíble en los negocios. Creció tan rápido y sé que un día superarás a Reyes Oil —dijo y tomé otro bocado de mi filete.
—Gracias.
—Joven, hermosa e inteligente. No es de extrañar que haya muchos hombres queriendo estar contigo —dijo.
—¿Estás tratando de hacer que vuelva a tu cama? —pregunté.
—¿Y si lo estoy...? —sonrió y comencé a acariciar su pierna con mi pie. Su cuerpo se tensó y le sonreí.
—Bella —advirtió.
—¿Sí?
—¿Puedes no hacer eso? —preguntó mientras dejaba el tenedor y el cuchillo.
—¿Hacer qué?
—Si no paras, me aseguraré de que te quedes en mi cama esta noche.
