Capítulo 200

Apreté las caderas de Sophia, acercándola contra mi erección palpitante. —Apenas estamos comenzando— gruñí, mi voz gruesa de deseo.

Sus ojos se oscurecieron con lujuria mientras me miraba, los labios ligeramente entreabiertos. —Pruébalo— desafió.

Choqué mi boca contra la suya, reclamando sus labio...

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