Capítulo 30

El camarero deslizó nuestras bebidas por la mesa con precisión practicada. Atrapé mi copa de vino antes de que los gestos salvajes de Mia pudieran hacerla volar.

—A no hablar nunca más de instructores de yoga —levanté mi copa con una sonrisa maliciosa.

—O de sugar babies —Mia chocó su copa contra ...

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